¿Democratizar la Ciencia? Diálogo, reflexividad y apertura

Compartir en:

Paula Bergero. Facultad de Ciencias Exactas (UNLP).

Asambleístas de Gualeguaychú - Crédito de la foto: NA.:left

En agosto de 2010, la prensa argentina y uruguaya daba cuenta de noticias relacionadas con la el conflicto de Botnia. La Asamblea de Gualeguaychú había elevado a la Cancillería los nombres de dos científicos, que contaban con su aval para integrar el comité binacional de monitoreo de la cuenca del río Uruguay y de las instalaciones fabriles de ambas márgenes. Sin embargo, días después el gobierno nombró otros dos especialistas, desatando una polémica. Los asambleístas esperaban que al menos uno de los elegidos fuera propuesto por ellos, y que fuera además especialista en temas de celulosa. Criticaban además que el contrato de trabajo con los científicos de la Universidad de Buenos Aires que lograron la mayor parte de las pruebas de contaminación aérea de Botnia había cesado en mayo y no había sido renovado.

Este sería un ejemplo de los procesos de inclusión de los ciudadanos en la toma de decisiones sobre asuntos científicos, que se conocen como ‘democratización de la ciencia’. Esta creciente participación en la política de ciencia y tecnología promovida por académicos, grupos de ciudadanos (como movimientos sociales) y algunos políticos se basa en una imagen de ciencia que la considera parcial, falible y en gran medida contextual.

Consecuentemente, como sus aplicaciones pueden fallar o tener efectos indeseados o inesperados, se ha argumentado que para un mejor manejo de los riesgos, los ciudadanos deben ser incluidos en la toma decisiones técnicas para encontrar soluciones más eficientes y democráticas. Sin embargo, la democratización de la ciencia en sí misma es un proceso heterogéneo en el que están implicados distintos actores, motivaciones y valores y que se presta a múltiples miradas. En esta disputa entre grupos civiles e instituciones, lo que está en juego es la misma definición de ‘democratización’ y de quiénes deben ser los líderes de los nuevos procesos.

Revista CTS.:right

El artículo de Delgado avanza sobre esta complejidad de factores y de análisis posibles. Para ello, comienza por definir los elementos considerados clave en los procesos de democratización, que esbozamos aquí:

  • Apertura: inclusión de una pluralidad de puntos de vista.
  • Reflexividad: concepto central de la teoría social crítica. Se puede interpretar como conciencia crítica, conciencia de la situación/contexto o conciencia de las ideas propias y de las implicaciones prácticas de esas ideas.
  • Diálogo: el diálogo directo aparece como la forma ideal de la relación entre expertos, ciudadanos y políticos.

Analiza luego tres enfoques teóricos. El enfoque optimista: Ulrich Beck y Anthony Giddens En este enfoque los procesos de democratización se originan por un aumento en la conciencia de la crisis ambiental y tecnológica, representan un “progreso” de la ciencia. El dominio de la producción de conocimiento (la toma de decisiones sobre asuntos técnicos) está aún reservada a los expertos. El enfoque pragmático: Helga Nowotny, Peter Scott y Michael Gibbons Este enfoque plantea que la democratización consiste en que la actividad científica sea guiada por las necesidades sociales. Así, las soluciones técnicas deberían ser generadas desde los contextos político-sociales particulares y, al mismo tiempo, deben estar orientadas a contextos de aplicabilidad concretos (“goal-driven research”). En este enfoque se enfatiza el carácter potencialmente productivo de las relaciones ciencia-sociedad. El enfoque crítico y reflexivo: Brian Wynne, Sheila Jasanoff y Alan Irwin El argumento básico en este enfoque es que el nuevo giro participativo en las políticas de ciencia y tecnología reproduce viejos patrones de relaciones de poder-saber.

Las propuestas y ejercicios deliberativos organizados por las autoridades tienen una apariencia de ser inclusivos cuando, en realidad, no solucionan sino que exacerban el papel privilegiado de la ciencia que mantienen a los ciudadanos excluidos. Según este modelo, los ejercicios institucionales aparentemente democratizadores buscan recuperar la confianza de los ciudadanos en la ciencia y la tecnología, y establecer nuevas formas de legitimidad, pero sin cuestionar en profundidad las estructuras de poder que dan forma al conocimiento científico. Estos tres modelos comparten una misma idea base: diálogos plurales y abiertos entre ciencia y sociedad resultarán en procesos políticos más reflexivos. Sin embargo, según el enfoque, las prácticas deliberativas concretas serán interpretadas de formas muy diferentes.

La autora describe y analiza en su artículo el “GM Nation Debate”, un debate nacional sobre biotecnología organizado en 2003 por el gobierno del Reino Unido para evaluar la seguridad y el impacto de los organismos genéticamente modificados. A modo de conclusión la autora destaca que cada punto de vista lleva a una opción metodológica que se relaciona con una serie de paradojas y dilemas. Se pone de manifiesto que, en la práctica, ideales como la apertura, el diálogo, la pluralidad o la transparencia no proporcionan “prescripciones definitivas” sobre cómo conducir acciones participativas, sino que pueden funcionar como principios regulativos que orientan las prácticas, sin estar rígidamente fijados de antemano. En este sentido, se puede cuestionar hasta qué punto la reflexividad debe ser impuesta como un criterio fundamental para evaluar la calidad de los procesos de democratización de la ciencia (como se ha hecho comúnmente desde los estudios sociales de la ciencia y la tecnología) o si es necesario crear nuevos criterios de calidad más inclusivos, que estén sujetos a negociación, siendo el producto del diálogo y de la experiencia de las prácticas deliberativas concretas.

Artículo original: ¿Democratizar la Ciencia? Diálogo, reflexividad y apertura CTS Revista Iberoamericana de Ciencia Tecnología y Sociedad VOLUMEN 5 número 15 - Septiembre de 2010 - www.revistacts.net Dra. Ana Delgado, Centre for the Study of the Sciences and the Humanities de la Universidad de Bergen, Noruega.

Correo electrónico: [email protected]