La política del teletrabajo

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Paula Lenguita Centro de Estudios e Investigaciones Laborales - Programa de Investigaciones Económicas sobre Tecnología, Trabajo y Empleo (CONICET).

Las preocupaciones académicas sobre la dinámica de sujeción laboral en relación a los métodos de producción capitalista es un fenómeno histórico que ha abonado renovadamente los estudios del trabajo. Al interior de ese campo analítico, la Tesis Doctoral titulada “La Política del Teletrabajo. Un estudio comparativo sobre las ideologías y prácticas de control laboral destinadas a los teletrabajadores a domicilio en Argentina” realiza un aporte a la temática del control laboral, centrando la atención en el caso del teletrabajo.

El teletrabajo es permeable a nuevos mecanismos de organización productiva, y, por ende, el contexto de emergencia de innovaciones disciplinares sobre los trabajadores. Adoptando una definición preliminar, este nuevo modelo organizacional puede comprenderse por la gestión deslocalizada de la fuerza de trabajo, y la posibilidad derivada de desvinculación geográfica y temporal del puesto de trabajo respecto al mando y al colectivo de trabajo.

Paradójicamente, la fragmentación del colectivo de trabajo no es un obstáculo para la cooperación, ya que en su auxilio intervienen la cada vez más versátiles tecnologías de la comunicación y la información. Ahora bien, cómo es posible controlar a los trabajadores que se encuentran distanciados entre sí y, particularmente, de los puestos de supervisión del trabajo.

Sandra Handley: Secretaria virtual.:left

Las conclusiones de la tesis han permitido considerar la vigencia de dispositivos disciplinares de control directo, por la vía de los recursos electrónicos de seguimiento y monitoreo de actividades y tiempos de empleo de la computadora. Pero a ello se le anexan ciertas modificaciones en los parámetros tradicionales de control laboral, a las que denominamos formas de control indirecto sobre los teletrabajadores: 1) ligada al sistema de trabajo: la implementación de un mecanismo de aislamiento profesional ligado a la remotización del puesto de trabajo, b) ligada al régimen salarial, la proliferación de un mecanismo de inestabilidad salarial ligado a la adopción de un régimen de subcontratación (si bien características de otros tipos de prácticas laborales, sin dudas, elementos explicativo de la lógica de valorización del trabajo a domicilio).

En síntesis, las formas de control de los teletrabajadores a domicilio varían en un abanico de prácticas desde formas tradicionales de supervisión electrónica hasta formas más sofisticas de uso y disposición “aislada” de los trabajadores hasta mecanismos, lamentablemente generalizados, de desvalorización del trabajo por la vía de la subcontratación y pérdida de garantías protectorias del trabajador.

Los elementos negativos para el trabajador no entran en contradicción con una lógica potencialmente “democratizadora” de la estructura reticular de producción. Si bien estas estrategias de organización son flexibles en su organigrama, esta estructuración no alcanza a quebrar la lógica productiva de todo contexto económico de actividad. Es decir, el teletrabajo más allá de los vínculos horizontales de los intercambios electrónicos está inmerso en un contexto de mandos y jerarquías en la toma de decisiones propio de toda esfera productiva del trabajo.

Se ha avanzado en una lógica menos burocrática de producción, en comparación con modelos antecedentes como los fordistas y tayloristas, sin con ello haber resuelto el problema de control laboral inherente a toda práctica mercantilizada de trabajo. En este caso, las estructuras flexibles de cooperación productiva están al servicio de una disposición de la fuerza de trabajo que la vuelve vulnerable a las arbitrariedades de la contratación y de la demanda empresarial.

Por lo visto, las relaciones de poder que se recrean en el campo del teletrabajo, caracterizan una tendencia a fragmentar a los teletrabajadores, sin incidencia negativa sobre la dinámica productiva de un esquema reticular de trabajo. Con el agregado que, el aislamiento profesional, así dispuesto, es un escenario que promueve la “invisibilidad” del vínculo contractual, por ende, propicio para ejercer viejos flagelos sobre el trabajo, como es la remuneración a destajo (hoy imbuido de un tinte positivo que lo denomina “trabajo por objetivos”).

Situación que nos lleva a evaluar una condición consecuente de combinar un sistema atomizado de trabajo y un régimen de subcontratación a destajo: la pérdida del carácter tradicional de disposición del uso/valorización de la fuerza de trabajo, delimitada tradicionalmente por la jornada de trabajo. Sin la consagrada delimitación del “trabajo abstacto”, es decir, la forma mercantilizada en que se transforma el trabajo humano, se observan diversas expresiones en la disponibilidad extensiva y /o intensiva del teletrabajador, con una invasión sobre la práctica cotidiana que alcanza a anular incluso la vida privada.

Con la pérdida de las garantías institucionalizadas por la regulación laboral, la extensión y/o intensificación del uso/valorización del teletrabajo afecta profundamente la vida extra-laboral de los teletrabajadores. Aún más, la irregularidad descripta se proyecta velozmente, tanto que se ejecuta en regímenes salariales legalmente inexistentes, y, por ende, estrategias empresariales que logran maniatar la capacidad colectiva de resistencia laboral.

Evidentemente, el teletrabajo es un caso paradigmático de los “nuevos escenarios laborales” en donde se advierten mecanismos perjudiciales para los trabajadores desde el punto de vista de su socialización e interacción, desde el punto de vista de las protecciones y garantías mínimas regidas por la legislación y, sumando ambas, desde el punto de vista de las incapacidad colectivas de sortear el abuso patronal. Tales alegatos parecen volver reaccionario un mundo del trabajo que hoy se altera por la presencia de cada vez más modernos instrumentos para trabajar.

Por lo visto, las tecnologías informáticas y las redes comunicaciones son el refugio privilegiado para ensayar esquemas de optimización y maximización del rendimiento laboral, gestionando la ansiada ecuación empresaria: volúmenes altos de riqueza con bajo volumen de empleo. Así conjugada, la relación uso/valor de la fuerza de trabajo se ha vuelto el territorio selectivo de los ideólogos de la Sociedad de la Información, y por ello, será, sin dudas, el ámbito de indagación futura del control del teletrabajo; con el objeto de evaluar así cómo el teletrabajo interviene en la relación de poder laboral y modifica un modelo tradicional de gestión y regulación del trabajo.  


Trabajo original: Este estudio forma parte de la tesis defendida por la autora de esta nota el 29 de junio del 2006 en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), para optar al grado de Doctor en Ciencias Sociales. Título: "La Política del Teletrabajo. Un estudio comparativo sobre las ideologías y prácticas de control laboral destinadas a los teletabajadores a domicilio en Argentina", Directora: Susana Finquelievich, Copias de la tesis pueden obtenerse contactando a la autora: Paula Lenguita (Email: [email protected] )